El dolor por las víctimas, el alivio tenso por los que se han salvado (un alivio que puede ser eufórico, pero no feliz), se han mantenido estos días de fondo, como cargas de las horas. Aunque la imagen que a mí me vuelve, como un azote, es la del descarrilamiento del tren. Yo no quería verla. Lo primero que supe, cuando llegué a casa y entré en Twitter antes de mirar las noticias, fue que algunos rogaban que no les enlazaran más fotos. Eso me retrajo. Busqué la información en seguida, pero con cuidado de no tropezar con detalles escabrosos. No necesito, a estas alturas, detalles escabrosos para hacerme cargo de las desgracias. Y para sufrirlas como si los supiera.
Pero el descarrilamiento apareció luego en el Telediario, inevitablemente. Me conmocionó la violencia de lo que se veía. Pero más aún –y no ha dejado de conmocionarme desde entonces– su contraste con el orden que suele haber dentro de los trenes. Un orden, por cierto, que echo de menos: como he contado más de una vez, desde que inauguraron el AVE Málaga-Madrid, he tenido que volver a hacer mis viajes en autobús, por sus precios prohibitivos. Pero conservo una grata memoria de ese orden: el orden del tren, con su comodidad de sala de espera mientras los kilómetros pasan, y con esa suavización de la conducta que impregna a todos los viajeros (menos a los negociantes del teléfono móvil: estos como para recordarnos que incluso en los buenos sitios se podría estar mejor).
Esa sensación de estar en un paréntesis que se mueve, como ocurre cuando se viaja, pero que en el tren no es crispado sino tranquilo; y es un paréntesis en el que se sigue haciendo vida, y en el que hay más posibilidades de pensar, y de fantasear. Siempre hay, además, como un desperezarse previo cuando se aproxima la parada. Algunos empiezan a coger sus maletas. Y nuestro pensamiento se coloca ya en el destino, en el lugar que vamos a ver, en las personas que vamos a conocer o con las que nos vamos a reencontrar... Me imagino (porque lo recuerdo) todo esto que hay dentro del tren, y ver el choque me resulta insoportable.
[Publicado en Zoom News]