6.2.14

Limitación de Losantos

Para muchos Federico Jiménez Losantos es el mal, y eso me lo hace simpático. Pero en ocasiones incluso para mí es el mal, y entonces se me hace antipático. Así que le sigo y le des-sigo, por temporadas, en general intensas pero cada vez más espaciadas; entre la atracción y la repulsión. (No deja indiferente a nadie, pero esto es un mareo; de vez en cuando apetecen aguas más tranquilitas).

Yo llevaba meses des-siguiéndole, cuando en el mundillo de los fans de Arcadi Espada (por el que deambulo) han caído las ayatoladas que le lanzó la mañana del viernes por la radio. “Lo siento, Arcadi, pero es de lo más asqueroso que he leído en mi vida, de lo más repugante” (m. 01:46); dijo a propósito del artículo Los vencidos, que salió el jueves. En él Espada cuestionaba las prioridades del nuevo partido Vox, en un tono sensato y plausible. Pero vino a meterse en el avispero de la derecha, que está ahora en pleno ping-pong de navajas. La derecha estalinista, con su navaja multiusos que va en las dos direcciones.

La otra noche pusieron pingando a Vidal-Quadras en El cascabel por haber dejado el PP por Vox. Y ahora Losantos va a por Espada por no haberse plegado a este. “Te estás poniendo al nivel de Bolinaga” (m. 04:55), concluye una retahíla en que simplifica y tergiversa lo que escribe Espada sobre Ortega Lara, y sobre Vox en sí. Malas artes. Parece que la cabeza visible del liberalismo español no tolera en exceso la disidencia, y le nace como un impulso de aplastarla. Como si su formación fuese maoísta.

Y esa es, en verdad, la limitación de Losantos. Soy consciente de la osadía del sintagma, porque si Losantos está limitado cómo estaré yo. En cualquier debate me haría papilla, como al Tuerka. Pero por debajo de sus capacidades y de su cultura, por debajo incluso de su potencia y de su valentía, está la condición –que lo lastra– de ser un convencido, y de ponerlo todo, de manera absolutista, al servicio de su convencimiento.

A él le gusta repetir que es un intelectual, y lo es. Pero solo un intelectual estratégico, de combate. Con todo su intelecto en escuadrón en aras del objetivo fijado. Asistir a su despliegue, desde esta premisa, causa admiración cuantitativa y técnica; pero también una pereza fundamental.

[Publicado en Zoom News]