[Montanoscopia]
1. Me hace gracia que los trumpistas españoles se enfaden cuando llamo patán a Trump. ¡Si lo jalean precisamente por ser un patán!
2. Mi diversión ahora son los artículos antitrumpistas de El País. El 90% de lo que le reprochan a Trump es de aplicación a Sánchez, al que celebran.
3. "Quién va a defender la verdad, si no somos nosotros". Lo dice Sánchez ante un auditorio de militantes. Su frase, sin embargo, es lo segundo más aterrador del vídeo. Lo primero es el silencio del auditorio.
4. Escribe Tonia Etxarri que habría que ponerle el polígrafo a Sánchez. Bien, pero con Sánchez el polígrafo se convertiría fácilmente en sismógrafo.
5. Las últimas declaraciones del presidente son apoteósicas. Tras el fracaso de su decreto ómnibus, ha dicho que hay grupos parlamentarios que "quieren causar dolor social". En El País, el patito Cué traduce las intenciones de Sánchez: "El Gobierno dejará que se vean los efectos del no del PP y Junts a la subida de las pensiones". Formidable manera de politizar el sufrimiento, como Stalin con las hambrunas. Solo que endosándoselas a la oposición. (Siguiendo el guión, los sindicatos van a manifestarse contra esta.)
6. Leo el artículo que escribió Peláez para el Abc sobre la fiesta de los premios Zenda: "España como debería ser". Me ha trastornado, porque yo en teoría defiendo lo mismo. Siempre he defendido lo mismo: una transversalidad entre todo tipo de personas en que la política no es un factor determinante. Pero ya estoy fuera. Desprecio demasiado. Me revolvería estar en la misma fiesta que un Rufián o, sobre todo, un ministro Bolaños. Por lo que representan, por lo que hacen; por lo que (sobre todo el segundo) siguen haciendo. Me he salido o me han echado. Mi misantropía se ha impuesto.
7. Me alegra encontrar a Víctor Márquez Reviriego en una entrevista de The Objective. Hacía mucho que no sabía nada de él. Era uno de mis favoritos en la mejor tertulia que ha habido jamás: la de Balbín en Antena 3 Radio. Allí se cumplía el ideal de Peláez, que era (y sigue siendo, como ideal) el mío. Cuando empecé a leer la prensa, con catorce años, descubrí a Reviriego como el autor de un libro de conversaciones con Felipe González: Un estilo ético. En vísperas de las elecciones de 1982 salió en El País el manifiesto en apoyo del PSOE que firmó todo el mundo, incluido Reviriego. Solo que este mandó una carta al director para aclarar que habían puesto su nombre sin su consentimiento. Aquello me llamó muchísimo la atención. Con el tiempo me he dado cuenta de que fue heroico.
8. Ha muerto Antonio Jiménez Millán, poeta y profesor. Aún más que sus poemas, me gustaba cuando recitaba en clase a Baudelaire, Laforgue, Eliot o Apollinaire. En su voz conocí el Prufrock, La tierra baldía y Zona, así que le debo mucho. Era por la mañana siempre y por la ventana entraba la luz de finales de los ochenta.
9. Caigo asombrado en que 1975 fue en realidad el Año Bernhard. Thomas Bernhard publicó Corrección y El origen (primer tomo de su pentalogía autobiográfica), y estrenó La fuerza de la costumbre y El Presidente. Fue también el Año Jarrett. Keith Jarrett grabó el 24 de enero (este viernes hizo cincuenta años) el concierto de Colonia, cuyo disco salió el 30 de noviembre. Tuvo que tocar en un piano malo, porque no le consiguieron el previsto Bösendorfer, que era, por cierto, el del Malogrado de Bernhard. Eso le obligó a improvisar su improvisación y en vez de malograrse se consagró.
* * *
En The Objective.