14.2.25

Los mítines de los Goya

[La Brújula (Opiniones ultramontanas), 22:34

Buenas noches. Se equivocan quienes se molestan por que la, así llamada, gente del cine español aproveche los premios Goya para soltar sus mítines políticos. Desde mi punto de vista, lo que ocurre es justo lo contrario. No es que haya un gran cine español y una ceremonia maravillosa que lo celebra y en la que se cuelan inoportunos mítines. Lo que no hay es ni gran cine español ni ceremonia maravillosa, por lo que se impone recubrir la carencia con algo; por ejemplo, con mítines. En los mítines que sueltan al recoger el premio se cumplen las personas del cine español, que llevan toda la vida preparándose para ello; es decir, no para el cine, sino para el mitin. La estatua del Cabezón (así llaman al pobre Goya) viene a ser, en quien la recibe, el pase para soltarle el mitin a toda España por la tele. La gloria no es hacer una buena película, sino hacer una película que te dé acceso al Cabezón y, por consiguiente, al mitin. Este año la fiesta la empezó Miguel Ríos, que no es del cine español pero podría serlo por los mítines que endilga. El asesino de Beethoven es astuto y sabe que el aplauso no lo va a obtener por su, así llamada, música. Hace como veinte años, el director José Luis Cuerda lanzó un diagnóstico fulminante: "El cine español naufraga en océanos de autocomplacencia provocados por la cocaína". No sé si la cocaína ha desaparecido en este tiempo, me temo que no mucho, pero sin duda ha sido desbancada por la ideología. Así que podríamos afirmar: "El cine español naufraga en océanos de autocomplacencia provocados por la ideología". Se trata siempre, naturalmente, de la ideología adecuada. En realidad, los Goya son una gran primera comunión. ¡Buenos chicos! ¡Buenas chicas!