[Montanoscopia]
1. Como la imagen de la chimenea vaticana era bonita, un paisaje relajante por la ventana del ordenador, la tuve puesta toda la tarde mientras trabajaba en mi escritorio. De fondo se oía un rumor tranquilo de gente en Roma. Hubiese querido que durase más, pero el rumor se agitó, miré y ya salía la fumata blanca. El papa nuevo tuvo una hora después la humildad de salir con sus lujosas ropas, para no señalarse como el otro, tan argentinamente soberbio. Me acordé de una historia que contaba Octavio Paz. Cuando vivía en la India le otorgaron un premio. Dudó si rechazarlo, como gesto en favor de la poesía sin pompa. Se lo consultó a un santón hindú y este le dijo: "Sea humilde, acéptelo".
2. De Chicago a Chiclayo. Con esta fórmula afortunada se ha resumido la trayectoria vital de León XIV. En Chiclayo estuvimos los lectores de la última novela de Mario Vargas Llosa, Le dedico mi silencio, porque de allí era el guitarrista Lalo Molfino y allí se va a buscar su rastro Toño Azpilcueta: "No había visto nunca este paisaje de enormes arenales amarillo pálido, tirando a veces a grises, con las espumosas olas del mar a su izquierda, y a la derecha, asomándose, los contrafuertes de la cordillera de los Andes". Recuerdo que me metí en Google Street View y estuve paseando un rato. Veo ahora que las capturas son de 2022 y 2023, cuando el hoy papa aún vivía allí.
3. La tradición platónica de los agustinos, orden del papa, frente a la aristotélica de los tomistas. En algunas facultades de Filosofía de España, no precisamente las más avanzadas, se mantenía la disputa. Jorge Bustos ha recordado la concepción lineal del tiempo (en las vidas y en la historia) de san Agustín, opuesta a la cíclica de los paganos. En mi mitología particular, san Agustín está asociado al Mont Ventoux, porque sus Confesiones es el libro que abre Petrarca en la cumbre. Tenemos, pues, un papa platónico y petrarquista. Aunque el papado no va conmigo, me cae simpático León XIV.
4. Los chicos de Mongolia deberían retirarse después de que el Gobierno haya contratado su espectáculo Chistes contra Franco. "Chistes que aún siguen molestando", presumen los chicos. No precisamente al Gobierno.
5. Nadie podrá acusar a Arturo Pérez-Reverte de no arrimarse al toro con su artículo sobre la subliteratura y la "poca vergüenza" de las editoriales que la promueven y publican.
6. Tras múltiples intentos, los premios Princesa de Asturias han logrado hacerse el harakiri con la concesión del de Comunicación y Humanidades a Byung-Chul Han, el Murakami de la filosofía: en este sentido, se han adelantado a los Nobel. Su candidatura fue propuesta, leo en El País, por Antonio Lucas. Con lo que no hay más preguntas, señoría.
7. Leo un libro de poesía profundo, extraordinario: Otras estaciones, de Lola Ruiz (El Toro Celeste). Es el primero que publica la autora, destilación de toda una vida. Empieza con una pista de tenis abandonada: "El verde y el rojo, desvaídos ahora, / brillantes ayer como portadas de discos, / se enredan hoy entre los setos mal cortados, / testigos esta tarde tan solo del paso del tiempo". Y termina con esta celebración: "Celebro, por todo, la vida y sus trabajos, / este incesante y perpetuo latido entre el sueño y la muerte". Otro poema habla de un hombre que se tiró desde el Golden Gate y sobrevivió, y contó que mientras caía "tomó conciencia de que / quería seguir vivo. / Segundos de lucidez / con la muerte acercándose a su boca. // La epifanía de la vida / desde su propio abismo".
* * *
En The Objective.