18.5.23

Sánchez acabó con ETA

El PSOE acabó con ETA. Con semejante brochazo recompone la historia el gran artífice de la ley de memoria histórica, ahora llamada de memoria democrática. El presidente Sánchez contó con Bildu, el partido heredero de ETA, para su redacción y aprobación. El PSOE acabó con ETA para ir de la manita del partido heredero de ETA, que incluye a etarras en sus listas electorales. Entre ellos, siete asesinos. Ahora estos dicen que no recogerán el acta, chafando a los electores, cuyo deseo es que aquellos asesinos a los que voten (¡esa nobleza vasca que sale en los dichos, aunque sea más bruta que la baturra!) estén de concejales con sus jetas de asesinos.

Busco si aparece la palabra terrorismo en la ley. No. Busco si aparece al menos la palabra terror. Sí, una vez: "La ciudadanía tiene actualmente el derecho inalienable al conocimiento de la verdad histórica sobre el proceso de violencia y terror impuesto por el régimen franquista, así como los valores y los actos de resistencia democrática que llevaron a cabo quienes cayeron víctima de su represión".

Por lo que se ve, la ciudadanía no tiene actualmente el derecho inalienable al conocimiento de la verdad histórica sobre el proceso de violencia y terror impuesto por ETA, así como los valores y los actos de resistencia democrática que llevaron a cabo quienes cayeron víctimas de su represión. Y menos mal que no lo tiene, porque el gran artífice de la ley, el presidente Sánchez, hubiera quebrantado su derecho (¡inalienable!) a la verdad con su (¡alienante!) mentira. (La ciudadanía tampoco tiene el derecho inalienable, parece, al conocimiento de la verdad histórica sobre el grupo terrorista que armó el PSOE, el GAL: mataban etarras para que los herederos de estos asesinos, en el futuro, se sintieran a gusto con los herederos de los otros asesinos, aunque fueran los que mataban a los de ellos, más a algún que otro inocente que pasaba por allí; al GAL le pasaba un poco como a ETA.)

Lo de que el PSOE acabó con ETA es solo la mitad de su mentira. La otra mitad es que el PP no quería que ETA se acabara. Esto explicaría, desde luego, la tirria que le tiene el presidente Sánchez al PP. ¡Un partido que no quería que ETA se acabara solo merece rechazo! En la cabeza del presidente Sánchez, Bildu quería que ETA se acabara. Por eso el PSOE se tomó la molestia de acabar con ETA. Contra el PP, naturalmente, que no quería que ETA se acabara. Fue una lucha tremenda, según la memoria histórica y democrática que nos enseña el presidente Sánchez, entre el PSOE y el PP. El primero por acabar con ETA, el segundo por que ETA no se acabara.

El no es no inaugural del sanchismo cobra ahora su auténtico significado: fue el no radical de un benefactor, Sánchez, al partido que quería que ETA siguiera, el repugnante PP que quería que siguiera el grupo terrorista que mataba incluso a militantes del PP. ¡Es verdaderamente repulsivo el PP! (¡Tal vez habría que montar un GAL contra el PP, se formulará algún remoto gen PSOE del presidente Sánchez!)

Aunque eso de que el PSOE acabara con ETA le incomoda un poco a Sánchez, justo es reconocerlo. El PSOE, el PSOE... ¡Pelín coral eso del PSOE! Fue Sánchez, hombre. ¡Sánchez fue el que acabó con ETA!, se relame el presidente Sánchez al mirarse en algún espejo de Moncloa antes de salir a firmar cualquier acuerdo con Bildu, ese bendito heredero de ETA que, a diferencia del maldito PP, sí quiso que se acabara ETA.

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