Hola, querido Rafa Latorre. España, la gente, vota bien. Por los resultados de las elecciones generales del pasado domingo se podría caer en la tentación de pensar que vota mal. Pero no, vota bien. El pueblo, casi por definición, no se equivoca votando, sino que manifiesta lo que quiere. Solo hay que averiguar, o intentar averiguar, qué es lo que quiere. A la vista de los resultados del 23-J sí podemos saber, para empezar, qué es lo que no quiere. Y lo que no quiere es gobernabilidad. España ha votado sabiamente ser ingobernable. Resuena en ello su vieja alma anarquista. Pero creo que lo que quiere sobre todo es espectáculo. España ha votado espectáculo, que siga el espectáculo. No quería un cierre en falso del sanchismo. No quería, desde luego, derogar el sanchismo. Quería que el sanchismo siguiera, y todavía más: desenfrenado, dando volteretas y saltos mortales. Le ha puesto a Sánchez una yincana la mar de interesante: además de a los socios de la anterior legislatura, tiene que convencer ahora a Puigdemont, al que Pedro Herrero ha definido como "el único pistolero que no tiene miedo a la muerte". El electorado también ha dejado vivas todas las demás subtramas: la relación de amistad-enemistad entre el PP y Vox, la conspiración interna del PP contra Feijóo, la pelea entre Sumar y Podemos, la competición en el independentismo catalán entre ERC y Junts, y en el nacionalismo o independentismo vasco entre el PNV y Bildu, e incluso si tiene que cambiar la dirección del diario El País. Es decir, que como en las buenas series, España ha votado terminar la temporada política en alto, para que deseemos volver después del verano. Aunque lo que queremos de momento es irnos. Ha sido un placer, estimados oyentes y querido Rafa Latorre. ¡Felices vacaciones!