7.7.23

Periodismo crítico con el poder

[La Brújula (Zona de confort), 1:23:50

Hola, querido Rafa Latorre. Siento debilidad por el periodista (¡o la periodista!) que entiende su vocación como una crítica al poder. Es una vocación invencible y no hay nada que la desvíe de su camino. Por ejemplo, si ese (¡o esa!) periodista es devoto (¡o devota!) de un partido político determinado (hay periodistas así) y ese partido llega al poder, no piensen que abandona su crítica al poder. Al contrario, su crítica al poder la mantiene contra viento y marea. Lo estamos viendo con los (¡y las!) periodistas sanchistas durante el sanchismo, con perdón. Sí, cuando es Sánchez el que detenta el poder, el periodista (¡o la periodista!) sanchista mantiene su crítica al poder. Pero claro, lo hace con una particularidad. Su vocacional crítica al poder no la ejerce propiamente contra el poder, es decir, contra el poder del presidente en este caso, sino contra el poder de los que se oponen al presidente, ya sean los políticos de la oposición o los periodistas que (ellos sí) ejercen su crítica contra el poder del presidente. Porque sucede que ese (¡o esa!) periodista cuya vocación es la crítica al poder, tiene una vocación aún más poderosa: la vocación partidista. Son, de hecho, periodistas de partido, o de facción. Periodistas sectarios (¡o periodistas sectarias!), para entendernos. De manera que su vocación periodística de crítica al poder se ejerce (¡y de qué manera!) contra el poder de los que no son de su partido. El (¡o la!) periodista que ejerce vocacionalmente la crítica al poder pero que tiene su partido en el poder, mata el gusanillo de su vocación crítica al poder ejerciendo la crítica a los que ejercen la critica al poder que él (¡o ella!) no ejerce. Acusándolos, ciertamente con un lenguaje muy propio del poder, de que son "soflamas mañaneras".